La educación online o semipresencial requiere tomar algunas precauciones que aseguren un uso correcto y seguro de las herramienta utilizadas.

1. Capacitación digital – la importancia de conocer bien las herramientas

Tanto si se seleccionan de forma autónoma las herramientas para impartir las clases online (plataformas de videoconferencia, servicios de supervisión de exámenes o aplicaciones de mensajería, por ejemplo), como si el centro educativo obliga a usar alguna determinada, es necesario conocer bien las capacidades y características de todas ellas: leer las instrucciones, aprender la interfaz y buscar en Internet las guías de configuración. Se recomienda aclarar con el administrador la lista completa de recursos a los que puede acceder y usar para sus clases y aprenda a utilizarlos.

2. Entender las reglas (y revisarlas con sus estudiantes)

Es probable que el centro educativo tenga directrices sobre los servicios a usar por el profesorado y el personal, cómo usarlos y cuáles son ilícitos. Por ejemplo, puede existir una política que prohíba el uso de cuentas personales para fines laborales, o que obligue a todo el mundo a utilizar determinada aplicación de mensajería. Deben conocerse todas esas reglas y requisitos, además de mantenerse al tanto de las normas de uso de los equipos proporcionados por el centro. Asimismo, es importante informar a los estudiantes con antelación sobre cualquier requisito o restricción que les afecte también. Una buena práctica es poner por escrito estas normas.

3. Limitar las herramientas

Las herramientas informáticas seleccionadas para llevar a cabo las clases deben resultar cómodas tanto para el docente como para el alumnado. Un mayor número de ellas no significa necesariamente una mejor experiencia. Aunque el centro proporcione acceso a un gran número de servicios, no significa que se tengan que utilizar todos (a menos que así se requiera).

4. Establecer una contraseña única para cada servicio

Es recomendable utilizar una contraseña única para cada cuenta. Por supuesto, todas estas deben ser fuertes, lo suficientemente largas y no demasiado obvias. Escribir las contraseñas en un papel o guardarlas donde alguien pueda encontrarlas supone un alto riesgo para la seguridad de todos. Si resulta difícil recordarlas, se puede utilizar un gestor de contraseñas. Lo mismo ocurre con compartir cuentas con varias personas. Cuantas más personas usen una cuenta, más vulnerable será. 

5. Desarrollar un código de conducta para las clases

Al igual que en un entorno escolar tradicional es necesario un código de conducta (preferiblemente por escrito) en las aulas virtuales. Su seguimiento facilita a los profesores la realización de la clase y ayuda a los estudiantes a aprender el material con menos distracciones. Por ejemplo, se puede acordar que, al comienzo de la clase, todos los alumnos tengan la cámara encendida por defecto, pero que solo esté activo el micrófono del profesor.